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Alcazaba de Villavieja

Patrimonio
Sobre un el cerro amesetado, a unos 3 kms. al Suroeste de Berja y dominando la barriada de Benejí, se levantan los restos de la imponente Alcazaba de Villavieja como un observatorio privilegiado de la vega virgitana. A sus pies las escasas huellas de un antiguo anfiteatro nos recuerdan el poblamiento romano de la zona.

Esta Alcazaba es uno de los pocos restos de la Berja islámica, formada por un conjunto de alquerías o barriadas dispersas por la Vega. La organización administrativa de este distrito alpujarreño se diseña en torno a una fortaleza (la Alcazaba) sirviendo de refugio temporal para
los habitantes de los núcleos de población cercanos. Este distrito englobaba también las fortalezas de Adra, Alcolea, Juviles y Dalias. En época nazarí (S. XIV y XV) el territorio se dividió en tahas, organización administrativa que persistió hasta el siglo XVI tras la conquista cristiana.
Su importancia cultural y relevancia histórica le han permitido su declaración como Bien de Interés Cultural por la Junta de Andalucía en 1987. Merece la pena recorrer a pie el trayecto de Benejí hasta ambos elementos patrimoniales. El agreste paisaje de la sierra de Gádor nos sorprenderá.

A pesar del estratégico emplazamiento, el lugar fue rodeado por una muralla, arruinada casi totalmente
por los cristianos tras las primeras sublevaciones moriscas, para evitar que de nuevo sirvieran como
fortificación. Los muros, con una longitud de 1.300 m., están construidos según la técnica hispanomusulmana del tapial (tierra apisonada, cal y arena) y presentan un espesor de unos 2 m. de ancho por 7 de alto. Se refuerzan a tramos irregulares por torreones macizos, destacando especialmente el
situado en el extremo septentrional del recinto, de tres plantas.
A poniente un doble muro avanza hacia el camino que tradicionalmente ha unido las barriadas de Pago, Rigualte y Benejí, concluyendo en una gran torre albarrana o saliente que protege la entrada al nacimiento de la fuente de la Rana. En cambio el flanco sur, el mejor defendido por lo abrupto del terreno, muestra sólo cuatro torres en los salientes.

Se han diferenciado tres etapas constructivas. La primera presenta una cronología del siglo IX, coincidiendo con un período de revueltas. En la segunda se le adosa en la cima un recinto autónomo y representa la implantación del poder califal en la comarca y posteriormente el del reino taifa de Almería (S. XI). La tercera y última es de mediados del XII, en ‚poca almohade, cuando se dispone de un más elaborado sistema defensivo protegiendo la entrada principal a Levante y se construye la torre del agua o coracha protegiendo el abastecimiento de agua desde la fuente de la Rana.

La cima está dominada por otro recinto defensivo, un castillo o alcazaba, unido a la estructura general y dotado de varios aljibes. Presenta una planta rectangular reforzada por pequeños torreones rectangulares en los ángulos.El interior del recinto amurallado abarca una amplia extensión de 7,5 has., pero la trama urbana es muy poco conocida ante la ausencia de excavaciones arqueológicas y las sucesivas labores destructoras de propietarios y visitantes. De lo que sí se aprecian huellas es de un urbanismo escalonado, adaptado a las curvas de nivel del terreno.

Pero de manera excepcional se recuperaron bastantes fragmentos de yeserías de viviendas de época almohade (de mediados del S. XII a mediados del XIII), con sencillos dibujos de arcos lobulados, muy semejantes al mihrab de la mezquita mayor de Almería. También proceden de allí dos inscripciones de mármol.

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